La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) está ante una prueba de fuego: demostrar que la solidaridad de nueve de sus diez miembros con Bolivia, para que ésta juegue en La Paz, es transparente y que la defenderá hasta el final.
La Conmebol no se pronunció aún sobre la carta que la FIFA le envió a la FBF, aunque ya tiene conocimiento de la misma, pues una copia fue enviada a Asunción por el propio máximo organismo del balompié internacional.
En cambio, la FIFA no respondió directamente a la Conmebol, que hace semanas le comunicó la decisión de la mayoría de sus afiliadas, de jugar los partidos de las eliminatorias mundialistas en las ciudades en las que éstas comenzaron.
La FIFA, con su nueva determinación, atacó directamente a La Paz. Sólo prohibió de manera definitiva los partidos en el “Hernando Siles”. Vulneró sus propios criterios de aclimatación, que también afectaban a Quito, la ciudad elegida por Ecuador para albergar los compromisos de su selección en condición de local.
Claramente, la “guerra” es contra Bolivia.
Según trascendió ayer, la FBF buscará ahora concertar para la próxima semana una reunión en Buenos Aires entre el presidente Carlos Chávez y el titular de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Humberto Grondona, quien a su vez es vicepresidente de la FIFA.
De acuerdo con la versión oficial de la Conmebol, Grondona encabeza la defensa de la altura; sin embargo, es llamativo que sus gestiones y las de la propia Confederación, encabezada por el paraguayo Nicolás Leoz, no hayan surtido efecto en la FIFA, que ni siquiera respondió a la carta de los sudamericanos.
Grondona pasa a ser desde ahora una ficha clave y definitiva. Si efectivamente está con la demanda boliviana, su fuerza como primer vicepresidente de la FIFA debería sentirse; si no, Bolivia estaría condenada a perder la “guerra”.
La FBF procurará que, si la FIFA la sanciona, sea la Conmebol la que la defienda ante una eventual suspensión de la competición internacional. Los dirigentes nacionales entienden que ya no es una cuestión que afecte únicamente a Bolivia, sino a todo Sudamérica.
Tampoco Chile y Paraguay, los próximos rivales de la Selección Nacional, se han pronunciado sobre la nueva determinación de la FIFA.
La Conmebol no se pronunció aún sobre la carta que la FIFA le envió a la FBF, aunque ya tiene conocimiento de la misma, pues una copia fue enviada a Asunción por el propio máximo organismo del balompié internacional.
En cambio, la FIFA no respondió directamente a la Conmebol, que hace semanas le comunicó la decisión de la mayoría de sus afiliadas, de jugar los partidos de las eliminatorias mundialistas en las ciudades en las que éstas comenzaron.
La FIFA, con su nueva determinación, atacó directamente a La Paz. Sólo prohibió de manera definitiva los partidos en el “Hernando Siles”. Vulneró sus propios criterios de aclimatación, que también afectaban a Quito, la ciudad elegida por Ecuador para albergar los compromisos de su selección en condición de local.
Claramente, la “guerra” es contra Bolivia.
Según trascendió ayer, la FBF buscará ahora concertar para la próxima semana una reunión en Buenos Aires entre el presidente Carlos Chávez y el titular de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Humberto Grondona, quien a su vez es vicepresidente de la FIFA.
De acuerdo con la versión oficial de la Conmebol, Grondona encabeza la defensa de la altura; sin embargo, es llamativo que sus gestiones y las de la propia Confederación, encabezada por el paraguayo Nicolás Leoz, no hayan surtido efecto en la FIFA, que ni siquiera respondió a la carta de los sudamericanos.
Grondona pasa a ser desde ahora una ficha clave y definitiva. Si efectivamente está con la demanda boliviana, su fuerza como primer vicepresidente de la FIFA debería sentirse; si no, Bolivia estaría condenada a perder la “guerra”.
La FBF procurará que, si la FIFA la sanciona, sea la Conmebol la que la defienda ante una eventual suspensión de la competición internacional. Los dirigentes nacionales entienden que ya no es una cuestión que afecte únicamente a Bolivia, sino a todo Sudamérica.
Tampoco Chile y Paraguay, los próximos rivales de la Selección Nacional, se han pronunciado sobre la nueva determinación de la FIFA.
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