Sun City (Sudáfrica) / EFE.- Diecinueve de las 32 selecciones mundialistas han apostado por instalar su campamento base en la provincia sudafricana de Gauteng, la más elevada del país, con lo que esperan obtener algún beneficio de la hipoxia, el déficit de oxígeno en el organismo que producen las alturas y que aumenta el rendimiento de los jugadores.
“Ni la altitud, ni la temperatura ni la humedad serán determinantes en este Mundial”, aseguró el jefe médico de la selección española, Óscar Luis Celada, quien, sin embargo, reconoce que todo suma y que La Roja puede beneficiarse de tener sus instalaciones en altura.
Con todo, Sudáfrica no es Bolivia, y todos los campamentos base de estas 19 selecciones están por debajo de los 2.000 metros, por lo que ese beneficio será relativo.
En Sudamérica, varias selecciones reniegan por tener que jugar en La Paz, a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar, supuestamente porque es dañino y peligroso para sus futbolistas, quienes no están acostumbrados a desplazarse en esas alturas.
Los temores de los cuerpos técnicos de muchas selecciones se centran más en las temperaturas que en la altitud, debido a que el campeonato se disputará en invierno.
En este aspecto, los equipos como España, Estados Unidos, Brasil o Italia, que disputaron la Copa Confederaciones en 2009, cuentan con una ligera ventaja, pues conocen de primera mano qué significa competir en las condiciones climáticas que presenta Sudáfrica en los meses de junio y julio.
Brasil, según su jefe médico, José Luis Runco, viajará con una cantidad de medicamentos notablemente superior a la que suele llevar, fundamentalmente para tratar posibles dolencias musculares derivadas de las bajas temperaturas que se pueden encontrar en algunos estadios.
El Comité Médico de la FIFA ha recomendado a todas las selecciones mundialistas que vacunen a sus jugadores contra la gripe estacionaria y en algunos casos incluso contra la gripe N1H1, así como que tengan en cuenta que si disputan partidos en Nelspruit deberían pensar en la malaria.
Por lo demás, de acuerdo con los estudios llevados a cabo por el Comité Médico de la FIFA, ni la contaminación atmosférica ni las posibles alergias, al disputarse la competición en invierno, deberían ser causa de preocupación para los cuerpos médicos de los equipos nacionales.