El Instituto Boliviano de Biología de la Altura (IBBA) lleva adelante los estudios científicos para fortalecer la defensa de la altura ante la FIFA en la reunión del 27 en Zúrich; pero la doctora Hilde Spielvogel, quien será la encargada de efectuar la exposición de los trabajos en la sede del organismo internacional, considera que será muy difícil revertir lo que hasta ahora parece una decisión tomada.
La científica del IBBA dio a entender que el esfuerzo que está haciendo Bolivia para demostrar que la altura no es dañina no será tomado en cuenta en Zúrich, y entiende que, más que médica, la decisión de vetar a La Paz es política, por intereses de varios países que no quieren que sus selecciones jueguen en la altura.
“Sigo pesimista porque la opinión general, entre los investigadores, es que 3.600 metros es demasiado alto y pienso que lo único que se va a decidir, en el mejor de los casos, será bajar el límite hasta los 3.000 metros”, que también dejaría fuera a La Paz, la ciudad que es el objetivo de quienes siempre han hecho todo lo posible por vetar la altura.
No obstante de esa situación, los estudios se desarrollan de acuerdo con una planificación en coordinación con médicos de Ecuador, pues la idea es llevar a la FIFA una defensa conjunta con todos los países del área andina.
Inicialmente están comprometidos con la causa Bolivia, Ecuador y Colombia, y se espera definir en los siguientes días el apoyo del Perú.
Desde el martes el IBBA somete a 10 jugadores de The Strongest, que conforman el denominado “grupo de control”, a estudios cardiológicos, pulmonares y otros, además de lo que significa “esfuerzo en laboratorio, en gabinete y todo lo que es el training”, según lo explicado por Carlos Salinas, cardiólogo del IBBA.
Ayer, los mismos futbolistas trabajaron en el campo de juego del estadio Hernando Siles.
Con respecto a esa labor, el galeno Galo Narváez, director del Centro Olímpico de Alto Rendimiento de Ecuador, indicó que se han realizado varios tests, que vienen a constituirse “en una simulación de un partido de fútbol y durante su desarrollo se registra toda la información cardiovascular, respiratoria y metabólica”.
En parte de la labor de ayer se utilizó el equipo K4, que recientemente adquirió el Gobierno para facilitar la tarea de los científicos.
Narváez coincidió con Spielvogel en que “es difícil
revertir la situación, porque
se trata de una posición ante mucha gente, pero lo interesante es que se lleva la evidencia y con evidencias se puede discutir, con banderas y con himnos, no”.
Para completar el estudio que se realiza actualmente se ha informado que los futbolistas “atigrados” serán sometidos a pruebas similares en Santa Cruz y se espera la llegada de un equipo de Paraguay (el Trinitende de la Primera División) para continuar con los estudios, tanto en la altura como en el llano.
Narváez comentó que es importante la presencia de jugadores que se desempeñan habitualmente a nivel del mar, “porque significa un dato más en la defensa, pues es importante que tengamos información de qué pasa aquí, en La Paz, qué pasa en Santa Cruz y en otras latitudes, para mostrar las evidencias”.
La científica del IBBA dio a entender que el esfuerzo que está haciendo Bolivia para demostrar que la altura no es dañina no será tomado en cuenta en Zúrich, y entiende que, más que médica, la decisión de vetar a La Paz es política, por intereses de varios países que no quieren que sus selecciones jueguen en la altura.
“Sigo pesimista porque la opinión general, entre los investigadores, es que 3.600 metros es demasiado alto y pienso que lo único que se va a decidir, en el mejor de los casos, será bajar el límite hasta los 3.000 metros”, que también dejaría fuera a La Paz, la ciudad que es el objetivo de quienes siempre han hecho todo lo posible por vetar la altura.
No obstante de esa situación, los estudios se desarrollan de acuerdo con una planificación en coordinación con médicos de Ecuador, pues la idea es llevar a la FIFA una defensa conjunta con todos los países del área andina.
Inicialmente están comprometidos con la causa Bolivia, Ecuador y Colombia, y se espera definir en los siguientes días el apoyo del Perú.
Desde el martes el IBBA somete a 10 jugadores de The Strongest, que conforman el denominado “grupo de control”, a estudios cardiológicos, pulmonares y otros, además de lo que significa “esfuerzo en laboratorio, en gabinete y todo lo que es el training”, según lo explicado por Carlos Salinas, cardiólogo del IBBA.
Ayer, los mismos futbolistas trabajaron en el campo de juego del estadio Hernando Siles.
Con respecto a esa labor, el galeno Galo Narváez, director del Centro Olímpico de Alto Rendimiento de Ecuador, indicó que se han realizado varios tests, que vienen a constituirse “en una simulación de un partido de fútbol y durante su desarrollo se registra toda la información cardiovascular, respiratoria y metabólica”.
En parte de la labor de ayer se utilizó el equipo K4, que recientemente adquirió el Gobierno para facilitar la tarea de los científicos.
Narváez coincidió con Spielvogel en que “es difícil
revertir la situación, porque
se trata de una posición ante mucha gente, pero lo interesante es que se lleva la evidencia y con evidencias se puede discutir, con banderas y con himnos, no”.
Para completar el estudio que se realiza actualmente se ha informado que los futbolistas “atigrados” serán sometidos a pruebas similares en Santa Cruz y se espera la llegada de un equipo de Paraguay (el Trinitende de la Primera División) para continuar con los estudios, tanto en la altura como en el llano.
Narváez comentó que es importante la presencia de jugadores que se desempeñan habitualmente a nivel del mar, “porque significa un dato más en la defensa, pues es importante que tengamos información de qué pasa aquí, en La Paz, qué pasa en Santa Cruz y en otras latitudes, para mostrar las evidencias”.
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